La Mancha Rural

 
   
   
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Cuenca es la provincia más montañosa de Castilla - La Mancha junto a Guadalajara. Situada al sureste de Madrid, está alojada en la parte más meridional del Sistema Ibérico que se yergue al este de esta provincia.

El territorio conquense está plagado de pequeños núcleos de población dispersos por todo el territorio, que en total suman poco más de 200.000 habitantes y que presentan una densidad de tan sólo 12 habitantes por km 2 .
 

La capital, declarada Patrimonio de la Humanidad , alberga a casi el 25% de los conquenses. A grandes rasgos podría dividirse en cuatro grandes áreas , la Serranía, la Alcarria, la Mancha y la Manchuela.

Es muy recomendable visitar la Sierra de Altomira en los puntos en que la red hidrográfica ha labrado profundas y estrechas hoces, hoy aprovechadas para localizar los embalses de Entrepeñas y Buendía, área de interés turístico y recreativo.

También la Serranía de Cuenca es una visita recomendada, sobre todo el Parque Natural del Alto Tajo. El río Cuervo, en su nacimiento, es uno de los elementos naturales de gran valor y además uno de los más conocidos. Conviene asimismo, dar una vuelta por las Hoces de Beteta y Solán de Cabras, en el nordeste de la provincia, donde forman un conjunto de gran valor ambiental y paisajístico, con grandes cortados y farallones rocosos, hogar del Buitre Leonado y del Halcón Peregrino entre muchos otros.

En la provincia de Cuenca quedan abundantes restos prehistóricos . Probablemente uno de los más bellos enclaves de interés sean los abrigos de Verdelpino, Boniches y Villar del Humo , datados en la transición del Paleolítico al Neolítico. Todos contienen escenas humanas, de animales o de caza, en consonancia con lo que ofrece el conocido Arco Mediterráneo de la Península Ibérica donde además de Cuenca se incluyen territorios de Albacete y Guadalajara.

La llegada de los romanos , en el siglo II a.C., se materializa con tres auténticas joyas que demuestran el esplendor que alcanzó esta civilización: Segóbriga o Cabeza de Griego (cerca de la actual Saelices), Ercávica (más al norte, junto a la actual Cañaveruelas) y Valeria (un poco más hacia el suroeste, en el camino hacia Albacete).
Segóbriga fue en su día un importante núcleo de comunicaciones y su importancia queda demostrada por la presencia de un teatro y un anfiteatro. Plinio le aplicó el calificativo de "Caput Celtiberiae", o lo que es lo mismo, cabeza o extremo de la Celtiberia. Con los Visigodos, estas tres ciudades adquirieron la categoría de diócesis eclesiásticas, tras la conversión de Recaredo al cristianismo.